
La última sombra del parque...
A pesar de que hacía cuatro años un valiente y decidido habitante del barrio se había amarrado a ese árbol para que el Dagma no lo cortara, hoy volvía la amenaza que los habitantes de la zona tanto habían temido. Después de debatir en si cortar o no el último ficus de la india, la decisión era irrefutable, el árbol debía ser removido.
Inicialmente, el parque del Peñón tenía cuatro grandes árboles, ubicados en las cuatro esquinas del parque. Las semillas de estos árboles habían sido traídas desde la India y fueron sembradas en este lugar. Así, la gente reconocía el parque por los cuatro árboles representativitos y era casi que el sello de dicho lugar. No obstante, en el año 2010 empezó lo que los vecinos describieron como una “masacre de estos hermosos árboles" pues fue en ese año que el equipo operativo de Zonas Verdes del Departamento Administrativo de Gestión del Medio Ambiente, Dagma, realizó un mantenimiento a los cuatro árboles con el fin de preservarlos. Pero después de realizar dicha labor, el Dagma determinó que uno de los enormes cauchos del parque debía ser talado debido a que estaba seco y ya no había nada que hacer.

Las voces del barrio…
Cuatro años después, el parque que todos conocían por sus cuatro enormes árboles tenia ahora solo uno. La preservación del último ficus de la india fue la razón por la que el martes 18 de marzo, varios habitantes del barrio se reunieron en el parque, en la banca de siempre, a la hora de siempre. El Dagma había decretado que este Ficus fuese removido del parque y a un día de presenciar la tala del último árbol, los vecinos concretaban la hora en que llegarían al parque para tratar de impedir el asesinato de dicho árbol. Sin embargo, esta vez no hubo nada que detuviera la tala del árbol y en la mañana del 19 de marzo, operarios de Emcali acabaron con la única sombre del parque. Para muchos fue una situación lamentable, para otros era un mal necesario, pero entre tantas opiniones encontradas, era evidente la polémica que la tala de este árbol había causado.
Mercedes
La palabra que Mercedes utilizó para describir lo que sentía después de que talaron el último árbol fue ira. Cuando Mercedes, residente del barrio por siete años, se dio cuenta de la determinación del Dagma se enfrentó a ellos el día que llegaron al parque. Armada de valor, mercedes exigió una razón válida para dicha acción pues para ella era inconcebible que talaran un árbol que debía durar por lo menos cien años y que no tenía la mitad de eso. Aunque el Dagma sostuvo que el árbol estaba enfermo y dañaba el alcantarillado o lo que encontrara a su paso, para Mercedes esto había sido un acto injustificado.
Italia
Cuando Italia Bernardi, residente del barrio por 20 años, supo que el último árbol del parque sería talado, entendió las razones que el Dagma había dado a los habitantes del barrio y aceptó con dolor la decisión. Ella había visto crecer los cuatro árboles del parque y estos habían hecho parte de su cotidianidad. Ella había estudiado en el colegio de La Sagrada Familia y debía pasar frente a ellos todos los días, por esto los cuatro arboles hacían parte de sus recuerdos y era muy triste para ella saber que iban a desaparecer por completo. No obstante, un día mientras caminaba por la calle, tuvo que escuchar los insultos de varios vecinos que la culpaban de la tala de los árboles del parque, ya que ella hacia parte de la Junta de Acción Comunal (JAC) del barrio y por esto la señalaban como autora de la masacre de los árboles. Ella ignoró estas palabras, continúo caminando y solo esperó a que la gente entendiera que estos árboles no se podían tener en la ciudad pues no podían crecer como debían en el terreno en que habían sido sembrados. Así mismo, Italia había escuchado que culpaban a los dueños del hotel La Sagrada Familia que apenas se encontraba en construcción, y las acusaciones que hacían contra ellos eran mucho peor de las que ella había enfrentado. El rumor era que los arboles habían sido envenenados por los dueños del hotel y para ella ésto no tenía sentido pues desde hacía diez años el Dagma había decretado la tala de estos árboles.
Carlos Andrés
Siendo el presidente actual de la JAC, Carlos Andrés había realizado muy bien la tarea de comunicar a la gente del barrio la necesidad y casi que obligación de cortar el último árbol del parque. Aunque para él era un hecho lamentable, sabía que la gente que estaba protestando por la tala del árbol, era la gente que no había asistido a las reuniones donde se explicaba el daño que el árbol ocasionaba en el sector. Así mismo, Carlos Andrés era residente y sabía que era triste dejar ir el último árbol del parque pero era una acción necesaria de realizar. A pesar de que él también había escuchado los rumores que culpaban a ciertos establecimientos comerciales de envenenar a los árboles para que sus establecimientos no fueran obstruidos por estos grandes árboles, era claro que las ramas de esta especie arbórea crecían tanto que dañaban todo lo que encontraran en su paso, "el árbol ya estaba muerto y por esto removerlo no era una injusticia”.
Un hecho inevitable…
Después de aquel 19 de marzo, quedó un vacío en el parque, vacío que también sentían los habitantes que tanto habían tratado de impedir la tala del árbol. Pero ni los rumores, ni las culpas, ni siquiera las peleas con el Dagma, podrían devolver los cuatro árboles que por tantos años hicieron parte de la historia del barrio. Como tanto se había temido, la existencia de los cuatro árboles del parque había llegado a su fin, sin embargo la falta de sombra, la poca brisa y el intenso calor de la tarde, no lograron impedir que los habitantes se encontraran en la banca de siempre, a la hora de habitual...


Un grupo de residentes del barrio el Peñón se reúne en la tarde a escuchar un cantante en el parque.
Los residentes disfrutan cantando todas las tardes en el parque del Peñón
El parque del Peñón cuando aun tenía los cuatro árboles representativos.
Fotografía tomada de territoriosciertosanamariagomez.blogspot.com/